El objetivo de una vacuna es ayudar a su sistema inmunitario a reconocer un agente patógeno antes de que cause algún daño al organismo. El modo en que las vacunas consiguen esto no es siempre el mismo. Hoy en día podemos encontrar cuatro tipos principales de vacunas [1].
La primera es una vacuna viva atenuada. Este tipo de vacuna utiliza una forma debilitada o atenuada del organismo infeccioso, ya que atenuada significa que el virus* ha sido modificado de manera que no puede multiplicarse más. Las vacunas vivas atenuadas proporcionan una respuesta inmunitaria fuerte y duradera. Como el virus está vivo, es posible que los patógenos vuelvan a su estado original y causen la enfermedad. Por ello, estas vacunas se someten a rigurosas pruebas para garantizar que esto no ocurra. Aun así, las vacunas vivas atenuadas son rentables y generan respuestas inmunitarias sólidas [2]. Este tipo de vacuna se utilizó para erradicar con éxito la viruela en 1980. Para más información, puede consultar nuestro último post sobre esta enfermedad aquí.
El segundo tipo es una vacuna inactivada. Al igual que las vacunas vivas atenuadas, las vacunas inactivadas emplean procesos físicos o químicos para matar al patógeno. Sin embargo, las vacunas inactivadas pueden no ofrecer el mismo nivel y duración de protección que las vacunas vivas atenuadas, y a menudo necesitan inyecciones adicionales para mantener la inmunidad [3]. No obstante, las vacunas inactivadas no suponen un riesgo de contraer la enfermedad y son más estables, lo que facilita su manipulación y transporte.
El tercer tipo de vacuna es una vacuna de subunidades [4]. En lugar de utilizar el patógeno** completo, ya sea atenuado o inactivado, las vacunas de subunidades contienen sólo la parte del patógeno que provoca una respuesta inmunitaria. Estas pequeñas partes se conocen como antígenos***. Al igual que las vacunas inactivadas, las vacunas de subunidades no siempre dan una respuesta inmunitaria fuerte o duradera, y suelen ser necesarias dosis repetidas. Las vacunas de subunidades se dividen en tres categorías diferentes: vacunas de subunidades basadas en proteínas, vacunas de polisacáridos y vacunas de subunidades conjugadas. El primer grupo, las vacunas de subunidades basadas en proteínas****, utiliza una proteína específica aislada del patógeno. Una de las desventajas es que las proteínas aisladas expresadas fuera del virus pueden alcanzar una forma diferente en comparación con la misma proteína en el virus vivo. Esto puede afectar a la respuesta inmunitaria al interrumpir las interacciones anticuerpo-proteína.
Los anticuerpos son elementos del sistema inmunitario que reconocen sustancias extrañas, como virus y bacterias, y las neutralizan [5]. Los anticuerpos interactúan con las proteínas a través de un mecanismo conocido como “llave-cerradura”, en el que la forma de la proteína es muy importante. Por lo tanto, una proteína aislada con una forma incorrecta fomentará la producción de anticuerpos que no están optimizados para atacar al virus real. Aún así, se realizan pruebas exhaustivas para garantizar una respuesta inmunitaria eficaz y una estructura proteica adecuada para la producción de anticuerpos.
Por otro lado, algunas bacterias tienen una cápsula protectora que rodea la célula y que permite la infección. Esta cápsula está compuesta de azúcares (polisacáridos). Las vacunas de polisacáridos (otro tipo de vacunas de subunidades) provocan una respuesta inmunitaria contra moléculas específicas de la superficie de la cápsula protectora. Sin embargo, este tipo de vacuna no proporciona una protección duradera, y no es muy eficaz para los bebés o los niños pequeños. Para mejorar la respuesta inmunitaria contra los polisacáridos presentes en la cápsula protectora, los investigadores desarrollaron vacunas conjugadas. Estas vacunas conectan el polisacárido con otro compuesto que induce una respuesta inmunitaria fuerte y duradera, como una proteína del virus de la difteria o una proteína del toxoide tetánico [6].
Por último, otro intento de prevenir las infecciones con un riesgo mínimo es el uso de vacunas toxoides. Las toxinas son proteínas venenosas liberadas por algunas bacterias [7]. Los toxoides, que son toxinas inactivadas, son reconocidos por el sistema inmunitario e inducen una fuerte respuesta inmunitaria. Las principales ventajas de las vacunas con toxoides son la estabilidad y la seguridad. No pueden volverse virulentas ni causar la enfermedad que previenen.
Actualmente hay un tipo de vacuna emergente que implica el uso de ácidos nucleicos***** (material genético) para dar instrucciones a las células sobre cómo producir los anticuerpos necesarios para provocar una respuesta inmunitaria. Puede leer más sobre este tipo de vacuna en nuestra página "Decodificación de la vacuna COVID-19 mRNA".
*Virus: Agente infeccioso muy pequeño y más simple que una célula. Pueden encontrarse en el medio ambiente o en el interior de organismos vivos. Tiene que infectar una célula y utilizar su maquinaria para multiplicarse, ya que no puede hacerlo por sí mismo. Los virus constan de ácidos nucleicos (ADN o ARN), una cápside proteica que contiene los ácidos nucleicos y, a veces, una envoltura externa de lípidos. La gripe, el sarampión, el sida y el Covid-19, por ejemplo, están causados por virus.
**Patógeno: Cualquier microorganismo que cause una infección o una enfermedad.
***Antígenos: Molécula o sustancia que se considera extraña al organismo. Puede ser una toxina, una pequeña parte de un microorganismo en casos de infección o incluso puede ser una pequeña parte de nuestro propio cuerpo en casos de enfermedades autoinmunes. Los antígenos estimulan una respuesta inmunitaria y la producción de anticuerpos.
****Proteínas: Molécula que forma la estructura y da función a los organismos en el nivel más básico. Las proteínas están formadas por aminoácidos, que pueden combinarse en diferentes secuencias para formar distintas estructuras proteicas con diferentes funciones en las células.
******Ácidos nucleicos: Tipo de molécula que contiene la información genética de las células (véase código genético). Los dos tipos de ácidos nucleicos son el ADN y el ARN.
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Escrito por: Alba
Editado por: Adrian and Natasha
Traducido por: María
BioDecoded es un grupo de voluntarios comprometidos a compartir información científica precisa sobre las vacunas. No podemos ofrecer ningún consejo sanitario específico. Si tiene alguna duda sobre la conveniencia de vacunarse debido a condiciones de salud anteriores, hable con su profesional de la salud o con su médico de cabecera. Su médico puede revisar su historial y aconsejarle sobre el mejor camino a seguir. Si tiene alguna pregunta sobre este tema, por favor escríbela en los comentarios o envíanos un correo electrónico.
Referencias (inglés):
How Drugs are Reviewed in Canada – Canada.ca. 2015 Available at: https://www.canada.ca/en/health-canada/services/drugs-health-products/drug-products/fact-sheets/drugs-reviewed-canada.html. (Accessed: 13th April 2021)
Minor, P. D. Live attenuated vaccines: Historical successes and current challenges. Virology 479–480, 379–92 (2015). Available at: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25864107/
Delrue, I., Verzele, D., Madder, A. & Nauwynck, H. J. Inactivated virus vaccines from chemistry to prophylaxis: merits, risks and challenges. Expert Rev. Vaccines 11, 695–719 (2012). Available at: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22873127/
World Health Organization. Welcome – WHO Vaccine Safety Basics. Available at: https://vaccine-safety-training.org/home.html. (Accessed: 13th April 2021)
Fritzell, B. [Conjugated vaccines]. Therapie 60, 249–55 (2005). Available at: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16128267/
Shakya, M. et al. Phase 3 Efficacy Analysis of a Typhoid Conjugate Vaccine Trial in Nepal. N. Engl. J. Med. 381, 2209–2218 (2019). Available at: https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1905047
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