Después de más de un año de mascarillas, lavado de manos y distanciamiento social, la vacuna es un alivio. Hasta ahora, tanto Pfizer-BioNTech como Moderna han demostrado una eficacia superior al 90% durante los ensayos clínicos [1]. En el texto y video sobre el sistema inmune, analizamos con detalle cómo los científicos utilizan el funcionamiento del sistema inmunitario en las vacunas para entrenar a nuestras células a combatir las infecciones de forma rápida y eficaz. Sin embargo, los investigadores aún no comprenden del todo hasta qué punto es posible la transmisión viral entre individuos vacunados y no vacunados. Este misterio se debe a dos razones.
En primer lugar, los ensayos clínicos no se diseñaron para comprobar la transmisión viral entre individuos vacunados y no vacunados. Los ensayos se diseñaron para determinar la seguridad de la vacuna y el grado en que la vacunación evitaba que los individuos expuestos enfermaran. La seguridad y la eficacia de la vacuna fueron las preocupaciones más acuciantes durante esos ensayos.
En segundo lugar, faltan pruebas científicas que describan el tipo de anticuerpos* generados por las vacunas COVID-19. Los linfocitos B constituyen una gran parte de la inmunidad adaptativa y son los responsables de documentar las infecciones pasadas que otorgan inmunidad. Los anticuerpos son producidos por estos linfocitos, que buscan, atacan y neutralizan a los patógenos** invasores. Tras la infección, o después de la vacunación, los anticuerpos siguen circulando por el cuerpo.
Los anticuerpos producidos tras la vacunación, conocidos como anticuerpos IgG, garantizan la inmunidad a largo plazo. El Dr. Mathew Woodruff, del Centro Lowance de Inmunología Humana de la Universidad de Emory, señala que los anticuerpos IgG identifican y atacan las amenazas que ya han entrado en el cuerpo [2]. Por lo tanto, los IgG previenen las enfermedades, pero no pueden evitar la transmisión. Por el contrario, los anticuerpos IgA (un tipo diferente de anticuerpo) son necesarios para prevenir la transmisión. Estos últimos se localizan en superficies mucosas como la nariz, la garganta y los pulmones para impedir la entrada del virus en el organismo.
Los primeros estudios demuestran que las personas que se han recuperado de una infección por COVID-19 pueden producir anticuerpos IgA, lo que les impide volver a infectarse y transmitir el virus a otras personas durante 2 o 3 meses [3]. Por otra parte, estudios más recientes muestran que, tras la vacunación, los anticuerpos IgA aumentan significativamente después de la primera y la segunda dosis, pero sus niveles no se mantienen. Por el contrario, los niveles de IgA disminuyen rápidamente a los pocos días [4]. Esto sugiere que es necesario realizar investigaciones adicionales para garantizar que los niveles de IgA proporcionados por la vacunación puedan prevenir la transmisión.
A medida que dispongamos de más resultados, las autoridades sanitarias de cada país podrán tomar decisiones informadas sobre el uso de mascarillas para las personas vacunadas. Por ejemplo, la CDC ya ha indicado que las personas totalmente vacunadas pueden reanudar sus actividades sin necesidad de mascarilla [5]. Sin embargo, hasta que esta información esté disponible en todas partes, es vital que todas las personas vacunadas lleven mascarillas, se laven las manos y practiquen el distanciamiento social cuando estén cerca de quienes aún no han recibido la vacuna - por si acaso.
Esto subraya también la importancia de vacunar al mayor número posible de personas. A medida que nos acercamos a la inmunidad de rebaño, el virus tendrá más dificultades para encontrar individuos no vacunados a los que infectar. Esto detendrá eficacia de propagación del virus, llevando a la sociedad un poco más cerca a la "normalidad".
*Anticuerpos: Molécula producida por las células inmunitarias que reconoce y se une a una molécula extraña al organismo, el antígeno. Al unirse al antígeno, el anticuerpo puede marcarla para destruirla o neutralizarla directamente.
**Patógenos: Cualquier microorganismo que cause una infección o una enfermedad.
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Escrito por: María
Editado por: Adrian y Natasha
Traducido por: María
BioDecoded es un grupo de voluntarios comprometidos a compartir información científica precisa sobre las vacunas. No podemos ofrecer ningún consejo sanitario específico. Si tiene alguna duda sobre la conveniencia de vacunarse debido a condiciones de salud anteriores, hable con su profesional de la salud o con su médico de cabecera. Su médico puede revisar su historial y aconsejarle sobre el mejor camino a seguir. Si tiene alguna pregunta sobre este tema, por favor escríbela en los comentarios o envíanos un correo electrónico.
Referencias (inglés):
National Center for Immunization and Respiratory Diseases (NCIRD), D. of V. D. Different COVID-19 Vaccines | CDC. (2021). Available at: https: www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/different-vaccines.html. (Accessed: 10th May 2021)
Woodruff, M. C. et al. Extrafollicular B cell responses correlate with neutralizing antibodies and morbidity in COVID-19. Nat. Immunol. 21, 1506–1516 (2020). Available at: https://www.nature.com/articles/s41590-020-00814-z
Wang, Z. et al. Enhanced SARS-CoV-2 neutralization by dimeric IgA. Sci. Transl. Med. 13, (2021). Available at: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33288661/
Campillo-Luna, J., Wisnewski, A. V & Redlich, C. A. Human IgG and IgA responses to COVID-19 mRNA vaccines. medRxiv 2021.03.23.21254060 (2021). Available at: https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0249499
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