En el cuerpo humano hay aproximadamente 37 billones de células que trabajan cada día manteniendo un balance. Estas células están organizadas estructural y funcionalmente en órganos que conforman los sistemas del cuerpo. Estos sistemas, entre otros, incluyen el sistema músculo-esquelético, digestivo y circulatorio. Cada sistema lleva a cabo funciones específicas necesarias para que el cuerpo humano se mantenga sano y activo. El "sistema inmunitario", en particular, es la combinación de células, tejidos y moléculas encargadas de proteger al ser humano contra las amenazas externas [1].
Nuestro cuerpo está constantemente atacado por fuerzas invasoras (patógenos*). Estos patógenos, virus** y bacterias***, deben sortear primero nuestra línea de defensa inicial. Esta primera línea de defensa es la inmunidad innata (natural o nativa), que consiste en la piel -el mayor órgano del cuerpo- y las membranas mucosas. Tanto la piel como las membranas mucosas actúan como barreras mecánicas que impiden que los patógenos entren en el cuerpo. La mayoría de los agentes infecciosos nunca superan estas defensas. Los pocos que logran atravesarlas son atacados por los glóbulos blancos, que buscan y atacan a los patógenos. Los glóbulos blancos constantemente activos, neutrófilos y macrófagos, son otra parte importante de la inmunidad innata que patrulla el cuerpo. Cuando un glóbulo blanco encuentra un patógeno, se envuelve alrededor del invasor y lo consume. Este acto de "comer" patógenos se conoce como fagocitosis. Una vez consumido, el patógeno es destruido por cámaras especializadas llenas de compuestos altamente ácidos.
En algunos casos, los neutrófilos y los macrófagos pueden verse desbordados por los patógenos y necesitan ayuda. En este caso, las células T y B, son las coordinadoras de la respuesta inmunitaria. Estas células también son glóbulos blancos, pero tienen un rango superior y funciones especializadas. Sus funciones específicas se inician con la "llamada de auxilio" realizada por los neutrófilos y los macrófagos. Durante la lucha, las células T y B se ven animadas a acercarse al campo de batalla cuando los neutrófilos y los macrófagos emiten señales y les presentan trozos digeridos de los invasores ("antígenos****"). Este proceso ayuda a las células T y B a identificar a los invasores. Una vez identificados, las células T y B comienzan a dividirse rápidamente para aumentar sus fuerzas. Las células B comienzan a producir rápidamente anticuerpos***** que se dirigen específicamente a los invasores y los neutralizan, lo que ayuda a la fagocitosis [2]. Las células T coordinan el reclutamiento de más tropas y se dirigen a las células sanas que han sido infectadas por un invasor, lo que provoca la autodestrucción de las células infectadas.
Una vez controlada la infección, el número de células T y B específicas que reconocen al invasor se reduce, pero algunas células permanecen en circulación y tienen “memoria” de infecciones pasadas. Las células T y B constituyen la "inmunidad adaptativa (específica o adquirida)", una respuesta más especializada a la infección. Esta inmunidad adaptativa conserva la memoria de las infecciones pasadas, lo que permite al sistema inmunitario responder más rápida y eficazmente tras una nueva infección [3].
Todas las células mencionadas en este texto participan en gran medida en una respuesta inmunitaria, sin embargo, hay una serie de factores adicionales con diversas capacidades especiales que se unen para crear un sistema robusto. Algunos ejemplos de capacidades especiales a las que el sistema inmunitario hará frente son las amenazas externas (invasión microbiana y parasitaria) y las internas (cáncer) [4].
En la mayoría de los casos, el proceso de infectarse, luchar y sobrevivir a la infección, es el proceso natural necesario para ganar inmunidad contra un patógeno. Los investigadores utilizan los conocimientos sobre la respuesta inmunitaria para crear vacunas que otorgan inmunidad contra patógenos con los que el organismo nunca se ha encontrado. Las vacunas entregan los planos de la próxima batalla introduciendo versiones deconstruidas o débiles de los invasores que no pueden causar daño.
Si te interesa saber más, BioDecoded ha publicado información sobre los tipos de vacunas más comunes. En 2020 llegaron noticias emocionantes cuando se desarrollaron vacunas basadas en el ARN para ayudar a las células del cuerpo a fabricar antígenos y prevenir futuras infecciones. Más información sobre esto en nuestro post: "Descodificando la vacuna de ARNm (COVID-19)".
¿Qué ocurre si nuestro sistema inmunitario no es lo suficientemente fuerte para luchar contra las infecciones? ¿Cómo podemos ayudar a nuestro sistema inmunitario a hacer su trabajo? Trataremos estas ideas en futuros artículos.
*Patógeno: Cualquier microorganismo que cause una infección o una enfermedad.
**Virus: Agente infeccioso muy pequeño y más simple que una célula. Pueden encontrarse en el medio ambiente o en el interior de organismos vivos. Tiene que infectar una célula y utilizar su maquinaria para multiplicarse, ya que no puede hacerlo por sí mismo. Los virus constan de ácidos nucleicos (ADN o ARN), una cápside proteica que contiene los ácidos nucleicos y, a veces, una envoltura externa de lípidos. La gripe, el sarampión, el sida y el Covid-19, por ejemplo, están causados por virus.
***Bacteria: Microorganismos invisibles a simple vista que constan de una sola célula, aunque pueden agruparse para formar colonias. Algunas bacterias son patógenas y causan enfermedades, como la Salmonella enterica, mientras que otras son beneficiosas para nuestra salud, como las que se encuentran normalmente en los intestinos.
****Antígenos: Molécula o sustancia que se considera extraña al organismo. Puede ser una toxina, una pequeña parte de un microorganismo en casos de infección o incluso puede ser una pequeña parte de nuestro propio cuerpo en casos de enfermedades autoinmunes. Los antígenos estimulan una respuesta inmunitaria y la producción de anticuerpos.
*****Anticuerpos: Molécula producida por las células inmunitarias que reconoce y se une a una molécula extraña al organismo, el antígeno. Al unirse al antígeno, el anticuerpo puede marcarla para destruirla o neutralizarla directamente.
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Escrito por: Diana
Editado por: María y Natasha
Traducido por: María
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Referencias (inglés):
Abbas, A., Pillai, A., Lichtman, A. Basic immunology: functions and disorders of the immune system. 6th ed. Philadelphia: ELSEVIER; 2020. Available at: https://www.elsevier.com/books/basic-immunology/abbas/978-0-323-54943-1
Nicholson, L., The immune system. Essays in Biochemistry: 2016; 60: 275-301. Available at: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27784777/
Yatim, K., Lakkis, F. A brief journey through the Immune System. Clin J Am Soc Nephrol: 2015; 1-8. Available at: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25845377/
Parkin, J. & Cohen, B. An overview of the immune system. Lancet (London, England) 357, 1777–89 (2001). Available at: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/11403834/
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