El término "sexo" se refiere al sexo biológico como femenino o masculino, mientras que el término "género" se refiere a los determinantes socioculturales (por ejemplo, cuando una persona puede autoidentificarse como mujer, hombre, no binario, etc.).
Entender el papel de las diferencias de sexo en la atención sanitaria es de gran importancia, especialmente en el contexto de la vacunación. De hecho, hombres y mujeres pueden tener diferentes respuestas de los anticuerpos y differentes efectos secundarios después de la vacunación [1]. Existen múltiples mecanismos que explican las diferencias de sexo como genes codificados en el cromosoma X, hormonas y cambios en la microbiota (microorganismos que viven en nuestro cuerpo) [2].
Las mujeres tienden a tener una mayor respuesta de anticuerpos después de recibir algunas vacunas, lo que podría proporcionar una protección adicional. Por ejemplo, algunas mujeres tienen mayores niveles de anticuerpos tras la vacuna trivalente contra la gripe [3]. Sin embargo, una mayor reactividad del sistema inmunitario también podría estar relacionada con problemas como el riesgo de padecer enfermedades autoinmunes [1]. Por lo tanto, tener una mayor respuesta inmunitaria puede ser beneficioso, pero su exceso también podría ser perjudicial.
Un artículo de revisión sugirió que las mujeres suelen desarrollar más efectos adversos después de algunas vacunas [1]. No obstante, las diferencias de sexo siguen sin estar claras. Por ejemplo, tras la vacunación contra la fiebre amarilla, la mayoría de los acontecimientos adversos fueron notificados por mujeres [4]. Sin embargo, en otro estudio, aunque la mayoría de los efectos secundarios fueron notificados por mujeres, los acontecimientos graves (más severos) fueron notificados con más frecuencia por hombres [5].
Hay que tener en cuenta que estas estadísticas pueden verse afectadas si un sexo tiende a notificar más los efectos secundarios que el otro. Por ejemplo, aunque ambos sexos experimenten efectos adversos, quizá uno de ellos decida ignorar los efectos secundarios menores y notificarlos con menos frecuencia. Esta es una de las razones por las que también es importante tener en cuenta el papel del género y los factores socioculturales en los estudios científicos. Así, los estudios futuros deberán diferenciar si los efectos secundarios son realmente más frecuentes en un sexo o si las tasas de notificación están afectando al resultado.
En los próximos posts analizaremos las diferencias de sexo y género en las enfermedades y el sistema inmunitario.
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Escrito por: Nicole
Editado por: María y Natasha
Traducido por: María
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Referencias (inglés):
Fischinger, S., et al. (2019). Sex differences in vaccine-induced humoral immunity. Seminars in immunopathology, 41(2), 239–249. Available at: https://doi.org/10.1007/s00281-018-0726-5
Klein SL, et al. (2015) Sex-based differences in immune function and responses to vaccination. Transactions of the Royal Society of Tropical Medicine and Hygiene, 109(1):9-15. Available at: https://academic.oup.com/trstmh/article/109/1/9/1921905
Engler RJ, et al. (2008) Half- vs full-dose trivalent inactivated influenza vaccine (2004–2005): age, dose, and sex effects on immune responses. Arch Intern Med, 168:2405–14. Available at: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19064822/
Harris, T., et al. (2017). Assessment of sex-specific differences in adverse events following immunization reporting in Ontario, 2012-15. Vaccine, 35(19), 2600–2604. Available at: https://doi.org/10.1016/j.vaccine.2017.03.035
Lindsey, N. P., et al. (2008). Adverse event reports following yellow fever vaccination. Vaccine, 26(48), 6077–82. Available at: https://doi.org/10.1016/j.vaccine.2008.09.009
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